El
viernes 5 de Febrero los dos integrantes de “Títeres desde Abajo”
fueron detenidos en el transcurso de su última obra, “La Bruja y
Don Cristóbal”, bajo la acusación de enaltecimiento del
terrorismo. Nuestro sindicato conoce a estas dos personas: una de
ellas es militante de nuestra Organización, y la otra es un gran y
querido amigo que conocemos desde hace años. Esta obra no es la
primera de “Títeres desde Abajo”.
“La
Bruja y don Cristóbal” se estrenó en Granada el pasado 29 de
Enero y se repitió el 31 del mismo mes. Muchas personas pudimos
asistir a los dos actos, y conocer la trama y su trasfondo. Su
posición, que procura ser humanitaria, ante ciertos problemas de
actualidad, podía chocar con el de otras posturas políticas. La
obra sí defiende la convivencia, la tolerancia y la aceptación de
lo diferente. Los enfrentamientos que se producen son ante
representaciones de poderes que no lo aceptan, y en ese sentido se
desarrolla la trama.
En
la actuación del 5 de Febrero, ya en Madrid, parte del público
asistente se sintió muy molesta con la obra, y lejos de limitarse a
una cuestión estética o de criterios, llamaron a la policía para
denunciar una supuesta enaltecimiento del terrorismo. La policía
acudió y procedió a detener a los integrantes de Títeres desde
Abajo, que habían tenido que interrumpir la obra por la acción de
los descontentos. Desde entonces, están incomunicados y en
comisaría.
La
prensa, fiel a la fácil fórmula “noticia impactante y difícil de
comprobar”, concentrada también en el morbo de determinadas
figuras políticas de Madrid, ha procedido a publicar la denuncia tal
cual, sin contrastar la versión de los acusados, dando por resultado
un relato completamente erróneo de lo que es la obra que pudimos ver
en Granada, y que esperamos documentar pronto. En el contenido de las
noticias se subrayaba la exaltación del terrorismo por medio de una
pancarta con el lema escrito de “Gora Alka-ETA”, sacando de
contexto la trama. Asimismo, se hablan de asesinatos y violaciones a
monjas y jueces.
Al
respecto, y para indicar unas necesarias aclaraciones, debemos
relatar lo que es, en realidad, la obra. En esencia, “La Bruja y
don Cristóbal” procura representar, bajo las figuras recurrentes
de cuentos y teatros, la “caza de brujas” al movimiento
libertario que ha sufrido en los últimos años, con los montajes
policiales estilo “Operación Pandora”. La obra está
protagonizada por una bruja, que representa a las personas de mala
fama pública, y que se ve en la situación de enfrentarse a los
cuatro poderes que rige la sociedad, esto es: la Propiedad, la
Religión, la Fuerza del Estado y la Ley. La protagonista está en su
casa, y, en primer lugar, su vida es interrumpida por la aparición
del “Propietario”, que resulta ser el legítimo poseedor legal de
la casa donde vive. No existen monjas violadas; bajo la forma de los
muñecos, los adultos podemos comprobar que el propietario decide
aprovecharse de la situación para violar a la bruja; en el forjeceo,
la bruja mata al propietario. Pero queda embarazada, y nace un niño.
Es entonces cuando aparece la segunda figura: una monja, que encarna
la Religión. La monja quiere llevarse al niño, pero encuentra
resistencia en la bruja, y en el enfrentamiento, la monja muere. Es
entonces cuando aparece el Policía, que representa la Fuerza del
Estado, y golpea a la bruja hasta dejarla inconsciente, y tras ello,
construye un montaje policial para acusarla ante la Ley, colocando
una pancarta de “Gora Alka-ETA” sobre su cuerpo, que intenta
mantener en pie para realizar la foto, como prueba. A partir de este
montaje policial, surge la cuarta figura, que es la del Juez, que
acusa, y condena a muerte, a la protagonista, sacando una horca. La
bruja se las arregla para engañar al juez, que mete la cabeza en su
propia soga, y la aprovecha para ahorcarle, para salvar su propia
vida. El relato continúa algo más, pero esta es la esencia de lo
que transcurre, y donde se encuentra toda la polémica.
Se
puede valorar si la obra es o no es para niños o para todos los
públicos, pero resulta sorprendente que dos personas estén
detenidas e incomunicadas por una cuestión de mayores de doce o
dieciocho años. Si bien se hace necesario indicar que, más allá
del reclamo de unos títeres, Títeres desde Abajo nunca ha
mencionado que su última obra es para niños. En su blog dividen sus
obras en las dedicadas a todo el público, “Teatro Popular”, y
las específicamente para niños, “Espectáculos Infantiles”. “La
Bruja y don Cristóbal” no aparece en esta última sección, por lo
cual no se puede acusar a Títeres desde Abajo de engaño y atraer a
un público determinado. El hecho de usar muñecos no lo hace
necesariamente infantil, y en ello estaría de acuerdo el “cuervo
Rockefeller”. Asimismo, en la sinopsis presentada se hablaba
claramente de “cachiporras” y de “libertad”. No se puede
insistir en que el problema es que no se sabía el contenido por
parte de los asistentes. Obviamente, de terrorismo no, porque no hay
terrorismo. Pero, en cualquier caso, en la actualidad, los niños
presencian cotidianamente cosas mucho peores, no solo en la
televisión, sino en la propia calle que pisan, y no vamos a entrar
en detalles sobre si hay padres que los llevan a los toros, la
politización de muchas chirigotas que actúan en plena calle (y nos
parece fenomenal), les enseña historias de crucificados o los llevan
a ver bambi. Dicho esto, creemos que es importante ver la obra:
aunque pueda ser de mayores, no es tan dura como se ha presentado,
que da la sensación de ser una nueva parte de Saw.
Sin
embargo y en cualquier caso, es absolutamente inexistente el
enaltecimiento al terrorismo, el motivo por el que han sido detenidos
y puestos en absoluta incomunicación. Una medida represiva que
resulta extremadamente paradójica: es precisamente lo que denuncia
la obra. No deja de sorprender cómo las leyes contra el terrorismo
pueden servir con tanta eficacia a prejuicios políticos bien
definidos e imponer situaciones de indefensión a los acusados, con
tan solo unas palabras de los denunciantes. Personas que confunden el
terrorismo con lo que no aceptan social ni políticamente; que se
indignan ante la censura a Charlie Hebdo pero que luego no dudan en
hacer de talibanes ibéricos; que defienden a los niños de la
politización representada en una denuncia a los desahucios, mientras
ignoran la politización de la enseñanza y de la religión que les
meten entre oreja y oreja, o que claman “es la ley” cuando un
niño y su familia se quedan sin casa, hecho “sin duda, poco
político”.
A
todo ello, se suma el Ayuntamiento de Madrid, que quiere denunciar a
Títeres desde Abajo, como reacción netamente política que se debe,
indudablemente, a su necesidad de responder públicamente a las
acusaciones de complicidad con los detenidos, que se realiza desde
los sectores reaccionarios de la derecha española y buena parte de
la prensa, que busca desesperadamente cualquier ataque político, sin
importar la libertad de la gente. Bellos aquellos años donde un
15-M, que se esfuerzan en representar, era objeto de todo tipo de
acusaciones ridículas.
Desde
nuestro sindicato queremos expresar nuestro apoyo a Títeres Desde
Abajo, exigimos la inmediata libertad de los detenidos y el libre
ejercicio de la creación artística. Estamos en otra situación de
represión política ejercida por las autoridades y un sector social
muy definido políticamente en este país. Las energías que gastan
ante representaciones artísticas, bien podían usarlas para fines
más importantes para personas realmente necesitadas, pero es
evidente que todo no es más que una máscara para ocultar
intenciones políticas que se transmiten por la fuerza y no la
cultura. Finalmente, agradecer a todas las personas, asociaciones y
organizaciones que en el transcurso de unas pocas horas han mostrado
su apoyo a Títeres desde Abajo y que han contactado con nuestra
Organización al conocer nuestra relación directa con los dos
detenidos, que esperamos que salgan libres inmediatamente.
CNT-AIT
Granada
6 de
Febrero de 2016
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